Fué un duro defensor con un marcado temperamento, provisto de destacadísimas condiciones deportivas y humanas, pero por sobre todo sentía el fútbol en lo más profundo de su ser.-
Era una constante su impecable estado físico, logrado por un entrenamiento duro y constante, que lo llevaba a una sorprendente vitalidad.-
La "chiva" era la estampa, la categoría y la entrega absoluta en defensa de "la" camiseta que vestía ocasionalmente, provisto de una voz de mando que lo obligaba siempre ir al frente en las contingencias del juego.-
Por ser "el capitán", tal distinción lo llevaba a ser el cerebro, el estratega, el receptor de las directivas de los diversos Directores Técnicos, de ahí que dejó huellas profundas en los equipos campeones del River bellvillense, temporada 1975, San Martín de Monte Buey en 1979, los seleccionados de nuestra Liga y el exitoso paso por el Velez Sarsfield porteño en la temporada oficial de 1977.-
En el clausura de la temporada 1992, se sacó la pilcha de jugador y tomó la dirección técnica de nuestro River, conformando un competitivo conjunto que perdió el tercer partido de una histórica final con Bell.-
Pregonó el fútbol liguero, un verdadero portador y profeta de sus vivencias, apasionado y obsesionado por la amistad y compañerismo, que cada año lo compartía en reencuentros, una ausencia que será muy sentida y con mucha nostalgia.-
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